top of page

Raíces de la Infancia: Cómo Nuestros Primeros Años Influyen en la Vida Adulta

ree

Imagen. (2025). Wix. Extraída de https://www.wix.com


Ciegamente creemos que cuando vamos creciendo, nos vamos convirtiendo en adultos y vamos dejando atrás esa niñez. Sin embargo, en muchas ocasiones, no es así, la infancia no termina cuando se crece. En ocasiones, para algunos este proceso se lleva acabo únicamente a nivel físico pero cada miedo, cada gesto, cada forma de amar o de defenderse se mantiene integro. Lo que se aprende en los primeros años de vida se convierte en el mapa emocional con el que se transita la vida adulta, nuestra psique continua cargando las lecciones, el dolor emocional de las heridas infligidas, la voz sometida al silencio de aquel niño que se fue, aunque el cuerpo cambie.




Sin palabras, también se aprende


ree

Imagen. (2025). Wix. Extraída de https://www.wix.com


Como adultos absortos en las preocupaciones del día a día, no solemos notar que desde la infancia aprendemos mucho más de lo que creemos, que gran parte de lo que somos, hoy proviene en gran parte de aquello que nunca nos enseñaron de forma consciente. Aprendimos como se ama observando la dinámica relacional entre nuestros padres, como se tiene que enfrentar el miedo, viendo como lo hacen los adultos, como se pide ayuda o como se calla el dolor, lo que se debe tolerar. En la infancia aprendemos si el mundo es un lugar seguro o se tiene que permanecer en alerta, si se puede confiar o si es preferible esconderse detrás de una sonrisa, si enfrento las dificultades o simplemente salgo huyendo.


Estos aprendizajes quedan grabados en lo más profundo del ser. Tan profundamente que aunque no se recuerden claramente, se manifiestan en la adultez; en nuestras relaciones, en la manera de reaccionar ante el conflicto, en la forma de huir o de cuidar. Lo que se vive en la infancia no desaparece, por el simple hecho de crecer, solo se transforma en la base de la identidad emocional.




Cicatrices que vuelven a abrirse


ree

Imagen. (2025). Wix. Extraída de https://www.wix.com


Bastantes adultos viven atrapados en patrones que no comprenden. Se cuestionan por qué repiten relaciones dolorosas, por qué sienten tanto miedo al abandono, por qué les cuesta confiar o poner límites, por qué permiten el maltrato, el por qué tienen que vender su dignidad a un alto precio. La respuesta muchas veces está en esa etapa de la infancia. Allí donde se aprendió que el amor dolía, que el afecto se ganaba, que el silencio era mejor que alzar la voz. Allí donde se aprendió a ponerse esa armadura, ese disfraz para ocultar la autenticidad, para encajar, para no mostrar su vulnerabilidad.


Las heridas no sanadas se repiten, se reviven una y otra vez, en diferentes formas, con diferentes personas, no por castigo, sino por la necesidad imperante de sanar. El alma busca cerrar los ciclos que aun existen abiertos, esas heridas que necesitan ser reconocidas, comprendidas e integradas, aunque duela hacerlo.



La psicoterapia: un camino a la liberación


ree

Imagen. (2025). Wix. Extraída de https://www.wix.com


No es posible borrar el pasado, pero eso no significa que no se pueda reconciliarse con él. Aprender a mirar nuestra historia con compasión, sin juicio, con el objetivo de comprender y transformar. Encontrarnos con ese niño que aun continúa en espera de ser escuchado, validado y amado. En psicoterapia, podemos aprender a reconocer los patrones heredados, ponerles nombre, elegir de una manera consciente qué continuar y qué dejar atrás. Aprender cuidar de uno mismo, establecer límites sanos, resolver los conflictos de una manera más asertiva, construir relaciones desde la autenticidad y no desde la carencia. Aprender a vivir desde la conciencia y no reaccionando desde la herida, a través de ese proceso profundo de autoconocimiento.


Cada persona lleva cargando una historia que merece ser comprendida. Sanar no es un lujo, es una necesidad es el acto más valiente de amor propio, ya que implica mirar hacia atrás, y observar esas partes que están en ruinas, no para quedarse allí, sino para liberarse de lo que aún duele y observar e integrar la belleza de esas ruinas y abrir ese espacio hacia una vida más plena.

La infancia en ocasiones dejas huellas tan gigantescas, son tan abrumadoras que nuestra reacción instintiva es evitarlas, pero también nos brindan la posibilidad de transformar, de evolucionar. Pueden convertirse en caminos de crecimiento, en aprendizajes conscientes, en nuevas formas de vivir, de amar.


La psicoterapia nos regala la posibilidad de que esas huellas dejen de ser tan gigantescas, tan pesadas, tan abrumadoras, pero lo suficiente visibles como para iluminar el camino de quienes siguen nuestros pasos.



Dra. María Félix Palermo B.




Comentarios


bottom of page